30 millones para borrar la historia: el verdadero coste de la «resignificación» del Valle de los Caídos

Valle de los Caídos
Valle de los Caídos

El Gobierno ha presentado su proyecto para “resignificar” el Valle de los Caídos —rebautizado como Valle de Cuelgamuros—, con el lema La base y la cruz. Bajo esa fórmula estética se esconde un intento político de borrar un monumento histórico, artístico y religioso único en Europa, sustituyendo su significado por un relato oficial construido desde la ideología y no desde la historia.

30 millones para reescribir la historia

Según el plan anunciado, se invertirán unos 30 millones de euros para transformar el recinto en un “centro de memoria democrática”. Se eliminará parte de la escalinata, se rediseñará el entorno natural y se levantará un centro de interpretación que explique la Guerra Civil y el franquismo desde la versión aprobada por el poder político actual.

Patrimonio o propaganda

Este proyecto supone una grave manipulación del patrimonio nacional. El Valle de los Caídos no es un simple monumento franquista; es un conjunto arquitectónico de valor incalculable, construido con la idea —discutible, pero real— de reconciliar a los muertos de ambos bandos. Allí descansan más de 33.000 españoles, muchos de ellos sin identificar.
Convertir ese lugar de reposo en un museo político es una falta de respeto a su memoria y a la historia de España.

“Resignificación”: un eufemismo ideológico

El término “resignificación” es una cortina de humo. No existe en la legislación patrimonial ni en la doctrina jurídica. Es un eufemismo para justificar una intervención ideológica sobre el pasado.
Si el objetivo fuera cultural o educativo, se habría convocado un debate con historiadores, arquitectos y juristas. Pero el proyecto se ha gestado de espaldas a la sociedad, sin transparencia ni consenso.

Un ataque al sentido religioso del monumento

Más grave aún es la intromisión en el ámbito religioso. El Gobierno pretende alterar el uso de una basílica consagrada, en la que se celebra culto diario. Ni siquiera la Santa Sede ha dado su aprobación definitiva a algunas de las medidas que se barajan.
¿Dónde queda la libertad religiosa y el respeto al patrimonio eclesiástico? ¿O es que también la fe debe ser “resignificada”?

Preservar, no borrar

El Valle no necesita ser “resignificado”; necesita ser preservado y comprendido. La memoria histórica no se construye borrando símbolos, sino explicándolos. Cualquier intento de manipular el pasado para fines políticos termina empobreciendo la historia y dividiendo aún más a los españoles.
La llamada “resignificación” de Cuelgamuros no es un gesto de memoria, sino una operación de propaganda. Una profanación disfrazada de modernidad.
Quien destruye o reescribe su historia, acaba perdiendo su identidad.

comparte la noticia
X
Facebook
Threads

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *