Circe es, ante todo, un reencuentro con lo mítico desde la mirada de quien quedó siempre al margen. En esta versión de Madeline Miller, la diosa hechicera no es solo un eco en los relatos ajenos, sino la voz que habla, duda y lucha por existir bajo su propio nombre. La novela, publicada por la editorial AdN, reconstruye la biografía de Circe desde su infancia hasta su exilio, pasando por el mito pero sin olvidar la carne y el dolor.
Desde niña, Circe ya intuía que no encajaba: despreciada por sus poderes débiles frente a los de su padre Helios, objeto de burlas entre sus hermanos por su voz frágil y falta de dulzura y su belleza discreta, atraviesa un mundo donde lo divino impone estándares rígidos. Poco a poco descubre que sí posee magia: aquella capaz de transformar, proteger y conjurar. Esta revelación la arrastra lejos del Olimpo, hacia una isla solitaria donde debe hacerse fuerte entre sombras, monstruos y visitantes ocasionales. Allí se hace dueña de su propio poder y sus convicciones se forjan.
Pero es su conflicto interior lo que empuja la historia más allá del mito. Miller no se queda en la epopeya de dioses y hazañas, sino que convierte la isla en un refugio donde Circe aprende a defenderse de aquello que le hiere, a construir su propia voz entre silencios. Con figuras como Odiseo, Medea o Dédalo, esos encuentros no son solo guiños al canon, sino encuentros que la moldean y la ponen a prueba, a veces hasta el límite. Circe camina entre la transformación del poder, la tensión entre lo que se espera de ella y lo que se desea ser y la soledad como escuela de fortaleza.
El tono meditativo se siente en los tramos donde la introspección toma el relevo, donde Circe se pregunta si desea pertenecer al mundo de los dioses o al de los mortales. Esto nos permite sentir más las grietas que ella misma construye.
No veremos una heroína impoluta, ni una villana sin heridas, al contrario. Miller conduce sus pasos por un terreno gris, donde los mitos no se ensalzan como cuentos morales sino como relatos de imposiciones, pérdidas y resistencias. Circe se equivoca, se arrepiente y se rehace; no conquista reinos, conquista su identidad.
Circe es un libro para quienes aman las raíces clásicas y también para quienes buscan que los mitos renazcan con nombres propios. Una novela que invita a mirar al pasado no como reliquia, sino como materia viva, y que confirma a Miller como una escritora que devuelve la voz a aquellos que fueron silenciados.





