Cuando se habla de cine y grandes cifras, la tentación inmediata es mirar el número bruto de dólares recaudados en taquilla. Así, títulos como Avatar o Avengers: Endgame suelen aparecer en lo más alto. Sin embargo, esta lectura ignora un matiz fundamental: el precio de las entradas no ha sido siempre el mismo. Por eso, al ajustar las recaudaciones por la inflación, la lista de películas más taquilleras cambia radicalmente y nos invita a mirar hacia obras clásicas que definieron generaciones enteras.
En lo más alto se encuentra Gone with the Wind (1939). Estrenada en plena época dorada de Hollywood, esta epopeya ambientada en la Guerra de Secesión norteamericana atrajo multitudes durante décadas, gracias a sucesivos reestrenos. Ajustada a los valores actuales, su recaudación supera con holgura los 3.700 millones de dólares. Más que una película, fue un fenómeno cultural que convirtió a Vivien Leigh y Clark Gable en iconos universales.
El segundo lugar pertenece a Star Wars: A New Hope (1977). La creación de George Lucas no solo revolucionó los efectos especiales, sino que generó un fenómeno de merchandising sin precedentes. Su capacidad de congregar espectadores en múltiples generaciones, a través de reposiciones y ediciones especiales, mantiene a esta primera entrega en el Olimpo de la taquilla.
En tercer puesto, el musical The Sound of Music (1965) nos recuerda la fuerza del cine familiar en la posguerra. La historia de los Von Trapp, unida a las canciones inmortales de Rodgers y Hammerstein, se convirtió en un éxito global que aún hoy sigue cantándose en colegios y teatros de todo el mundo.
El cuarto lugar es para E.T. the Extra-Terrestrial (1982), la tierna fábula de Steven Spielberg sobre un niño y un extraterrestre perdido. Más allá de su recaudación, E.T. simbolizó el triunfo del cine de los ochenta, capaz de conjugar aventura, emoción y un fuerte componente humano que aún conmueve a las nuevas generaciones.
Completa el ranking Titanic (1997), la superproducción de James Cameron que mezcló tragedia histórica y romance con un despliegue visual inédito en su momento. Su impacto cultural fue tan profundo que, aún hoy, sigue siendo referencia obligada cuando se habla de grandes taquillas.
Este repaso demuestra que la grandeza del cine no depende solo de efectos digitales o campañas millonarias, sino de su capacidad para emocionar y perdurar. Y en ese sentido, los clásicos mantienen intacta su corona.





