La agencia de calificación crediticia S&P ha elevado la nota de España a “A+”, reconociendo mejoras en las finanzas externas, la fortaleza de las exportaciones y un ahorro privado elevado. También se aprecia una reducción de vulnerabilidades externas tras un periodo de endeudamiento decreciente y una mejor gestión presupuestaria.
El motor detrás de esta mejora ha sido el buen comportamiento del comercio internacional, la recuperación del empleo, y una actividad económica que ha superado expectativas recientes. Además, el crecimiento proyectado para 2025 ronda el 2,6 % del PIB, lo que ubica al país por encima del promedio de muchas economías de la zona euro.
El déficit público está reduciéndose, gracias a la retirada progresiva de medidas extraordinarias relacionadas con la energía y otros apoyos transitorios. Al mismo tiempo, la ratio deuda/PIB se espera que disminuya ligeramente si no surgen imprevistos fiscales o energéticos.
Para los inversores, esta mejora crediticia se traduce en menores costes de financiación, mayor credibilidad institucional y mejores condiciones para atraer capital extranjero. Sin embargo, persisten retos estructurales: el desempleo continúa siendo alto, hay desigualdad entre regiones, y es necesario seguir modernizando infraestructuras —especialmente las energéticas— para asegurar resiliencia y sostenibilidad a largo plazo.





